Su voz era la de un nativo que se siente dueño de una historia; la suya.
Al contarla, cada tanto se entretenía enroscando entre alguno de sus dedos un mechón de mis cabellos
Hablaba de sus momentos más felices, en aquél pequeño pueblo , rodeado de suaves declives, de mares furiosos , de fuertes oleajes...
Lejos de añoranzas , las palabras brotaban de su boca como la gota en los manantiales, simples, suaves, redondas, ejemplares...
_ Allí, en ese estuario_ decía , señalando_ di mi primer nado, sentí un estremecedor temblor en mis piernas, luego noté que era algo natural, que toda mi vida fui parte de ese espacio!
_ Ya nada fue lo mismo , desde aquél día, tuve que volver y volver a sambullir mi cuerpo en esas aguas, como si no hacerlo me doliese en cada hueso, en cada poro de mi piel, en cada latido de mis venas...
Contaba tambien, como algo excepcional, las veces que le tocó sentir de cerca la muerte. .." eran los ojos de mi compañero los que me decían que estabamos jodidos, no eran mis fuerzas que me acompañaban , ni mis brazos que pujaban surfeando los canales que arremetían , enredándome ,a pesar de mis esfuerzos por cruzarlos.
Sólo pensaba en tirar un poco más, sólo un poco más hasta alcanzar a rodear el cuerpo de ese niño que ya no gritaba...eso era lo único que me importaba..."
Al llegar a la orilla , la espuma seguía formando encajes sobre la arena , y él quizá nunca supo que sus historias fueron pequeñas sinfonías que a veces suenan, en algunas noches de verano, cuando regresa el sol o afuera llueve.
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